viernes, 27 de noviembre de 2009

LA MALA EDUCACIÓN


Con que facilidad y siempre de impreviso nos toca el desconcierto. Y uno se desorienta por esas carreteras de la sinrazón. Y uno no entiende nada. Con que facilidad y fingida alevosía se acerca hasta la mesa de la conversación. Interrumpe el momento de amable cortesía, sazona con agravio la gracia de las copas e imparte el magisterio de la mala educación. Solito se retrata subiéndose a los lomos de la vanalidad mientras se precipitan sus ya cuarenta y tantos sobre la oreja amiga con una invitación. Y uno se desorienta… pues debe ser verdad que exiten ciertos lujos de la descortesía, pues debe ser verdad que vistiendo los galones de alguna vanidad pueden pisotearnos y hasta menospreciar.
Hay gente que se acerca hasta TU mesa, estorba TU conversa y se permite el gusto de hacerte sentir mal. Reza bien el refrán: lo que sucede conviene. Solitos se retratan. Aunque uno no entienda nada. Ni le haga falta.